Eduardo Kingman nace en Loja el 13 de febrero de 1913 es el segundo de tres hijos del médico estadounidense Edward Kingman y de la dama lojana Rosa Riofrío, tiene dos medio hermanos del anterior matrimonio de Rosa. Sus primeros años vive en Loja, de esa época se conserva un dibujo de cuando el embargador va a confiscar los bienes familiares y el niño Eduardo se autoretrata ya como artista y deja ver su capacidad para captar incluso el drama familiar. Al morir su hermano mayor Cesar Augusto Córdova Riofrío, doña Rosa muy dolida decide dejar Quito y trasladarse con su familia a Guayaquil, en donde su madre quería que Eduardo estudiara contabilidad, pero su espíritu de artista y rebelde hizo que en lugar de asistir a clases se quedara observando y retratando la vida de Guayaquil, traba amistad con un pordiosero a quien llevaba a su casa.En su búsqueda artística, ilustra la tira cómica para el diario el Universo titulada “don pio”. Igualmente de esta época junto a su hermano Nicolás surge su amistad con los literatos del grupo de Guayaquil, con quienes compartía la preocupación por la realidad social desde una óptica de izquierda, por lo que su obra se caracteriza por el realismo social. Su famosa obra “el carbonero” con la que ganaría el premio Mariano Aguilera en el año 1936.
A la muerte de Eduardo, por pedido suyo, su casa se convierte en una casa museo, donde se conservan todo igual como era cuando él estaba con vida, obras y mobiliario.
Le otorgan un gran número de reconocimientos que él los recibía sin vanagloriarse y más bien consideraba que le llevaban a una mayor exigencia en la creación artística.
Muere en su casa de San Rafael rodeado de su familia, sus hijos y nietos le recuerdan como un padre amoroso, muy amigo de sus hijos. Sus nietos también le recuerdan como un abuelo gentil, divertido y cariñoso, amante de la naturaleza, de los animales, gran observador siempre preocupado por el devenir de la humanidad, su obra trata sobre los aspectos del ser humano y del mundo que le rodea: la esperanza, el amor, la felicidad, la angustia, la guerra, la destrucción de la naturaleza, el trabajo.
Eduardo Kingman dejó una huella muy importante en el arte, y como ser humano fue ejemplo de integridad, y calidad humana.