Leandro Pintos nace en Mendoza
Egresa de la Escuela Provincial de Bellas Artes de Mendoza como Maestro Especial de Educación Plástica en 1994. Tras su paso por la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo se especializa en dibujo, escultura y pintura.
En el año 2005 recibe una Beca del Fondo de la Cultura de Mendoza para perfeccionarse en escultura en madera.
Ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales a nivel provincial, regional, nacional e internacional. Entre las más recientes podemos destacar: Sala de Arte Libertad (2019), “Curar. Creaciones e invenciones”, Bodega Monteviejo (2018/2010), “Plus+Arte 2019”, Bodega Monteviejo, “Alianzas creativas”, Bolsa de Comercio de Mendoza (2018), Dibujos y Esculturas, La Recova, Buenos Aires (2017) “Durmiendo con el enemigo”, Casa El Enemigo Vigil, Mendoza (2017), Sala de Arte Hyatt, Mendoza (2016), “Piedra, papel, madera” Bodega Familia Zuccardi (2015), Espacio Contemporáneo de Arte de Mendoza, Proyecto “La Posta” (2013), Modern Hotel Mendoza (2013), Espacios del Monte, Mendoza (2011)., Cava de Artes de la Bodega Familia Zuccardi Mendoza (2009) y Galería El Pacífico, Stuttgart, Alemania (2009)
Ha participado de todas la ediciones del Encuentro de Escultores “El Álamo” desde 2011.
En diciembre de 2017, junto a la Artista Laura Rudman, realiza uno de los Pinos Artísticos emplazados en el Paseo Antonio Di Benedetto, Nave Cultural, Ciudad de Mendoza.
Es uno de los 10 ganadores del Concurso “Paseo de las Esculturas” en Maipú, Mendoza 2018
Sus obras han sido seleccionadas en concursos de pintura, dibujo y escultura, obteniendo importantes distinciones.
Alguna vez, el genial cantautor rosarino, Adrián Abonizio escribió sobre la obra de Leandro: “…imagínese que una cosa, un monstruo invisible soplara sobre un lienzo o un papel con una sutileza inaudita, con el encanto del que necesita ese viento pero sin imponernos más que ráfagas”.
Tal vez esa sea una de las descripciones más acertadas de su trabajo como dibujante. Leandro se entrega al material, se despoja de ideas previas y se suelta enérgicamente sobre el soporte elegido. Por supuesto que hay una idea que lo consume, que lo impulsa, pero esa idea no es consciente. Leandro juega, llega a la figura, sale de ella, borra, completa y disfruta. Después llega la contemplación. Recién cuando esas ráfagas de las que habla Abonizio se calman, el artista vuelve sobre su trabajo para corregir, seleccionar, realzar algo.
Como escultor, Leandro es adorador de la materia, de las formas. Lo veo disfrutar de su trabajo, de esa demanda física que la escultura pide. Veo su satisfacción ante las dificultades que el material le presenta. Veo su crecimiento artístico pieza por pieza. Dice Andrés Cáceres: “Son esculturas de madera y hierro, despojadas de finas terminaciones al tacto suave. Mucho de intuición, de experimentación donde la expresividad de esos materiales, aún conservan el olor natural e invitan a navegar oníricamente…” y agrega “es un Pintos auténtico y denota que no se guarda nada. Todo está allí”
Laura Rudman