El Arte Moderno, conquistó para la Historia, la materialidad como elemento de sentido dentro de la obra plástica. Este camino incesante ha llevado a los artistas a la confrontación con el arte como hecho en sí, libre de la alusión temática y referencial.
En Albeiro Sánchez esta búsqueda inicial persistió hasta llevarlo a la ruptura que lo sitúa abiertamente en el discurso postmoderno del “pastiche” y la fragmentación. Heredero de la tradición del dripping y el cinetismo, rompe con el primero al problematizar el gesto aleatorio y caótico con una propuesta gestual de acción controlada y, con el segundo, al obligar la mirada fija y detenida en cada uno de los fragmentos que componen su obra; todo ello con el pigmento como recurso lingüístico central y fundamental. En la muestra que hoy se exhibe en la Galería La Otra Banda, de la Universidad de Los Andes, el artista diserta en torno a la deconstrucción de un texto plástico, que un día fue homogéneo, para evidenciar cómo el carácter coherente se mantiene a pesar de que en su ruptura resuenan las particularidades. Partiendo del dato revelador de la mancha como unidad de sentido, Sánchez tematiza la misma a través de una serie de figuras geométricas, cuyas formas, colores y ritmos, la elevan a niveles de conflicto y complejidad, de modo tal que la mancha se hace drama: revela el pathos de su interioridad. Por ello, no cabe duda, es válido decir que la obra que hoy Albeiro Sánchez nos ofrece, invita a reflexionar en torno al sentido del orden y la composición, la multiplicidad de iscursos que no son tales, el caos controlado, y otros temas urgentes y necesarios, sobre los cuales, la plástica
y el Arte, como siempre, ilustran de manera tan noble, sensible y particular.
Liuba Alberti