Este es un retrato que se inspira en la obra de Velásquez; a través de una suerte de transfiguración he podido alterar algunos rostros y atuendos del siglo XVII. Aquí tenemos una cara cuya cabellera se llena de mariposas en vez de sortijas y flores, adquiriendo una dimensión tropical y sólo nos acrodamos que es parte de la secuencia "Ninfas, meninas y la mirada del pintor",  porque nos remite de alguna manera a la Infanta Margarita y, también, por los destellos de luz, muy propios de la obra de este artista español